La venganza es un plato que se sirve frío, dicen, y tal cual, el plantel cubano escribió este domingo una remontada gloriosa frente a Estados Unidos en la final de la Copa del Mundo Sub-15 de Béisbol, válida para lograr el cetro del torneo, celebrado en Sinaloa, México.
Luego de una dura derrota (2-10) el pasado miércoles ante la propia escuadra norteña, muchos pensaron que la novena antillana tenía pocas posibilidades de agenciarse el éxito y, por ende, la corona universal, pero los dirigidos por Noel Guerra mostraron espíritu guerrero y capacidad de reacción para borrar por completo la imagen del choque anterior y venir de atrás en el duelo de marras.
De entrada, anotaron en el capítulo inicial por sencillo del camarero villaclareño Ariel Díaz, quien llegó al plato gracias a cohete impulsor de Ernesto Martínez, uno de los héroes en el pleito dominical.
Sin embargo, Estados Unidos atacó rápido y tomó la delantera aprovechando la oportunidad del medio de su alineación, golpe directo al mentón de los bisoños antillanos, quienes se sacudieron y comenzaron a escribir entonces su página épica en la corta historia de estas citas globales.
A la altura del sexto episodio burlaron por fin el dominio del abridor Justin Bullock, dueño absoluto del partido durante la primera mitad. La velocidad del hombre proa cubano, el patrullero central Jonathan Machado, unida a la dinamita con corredores en circulación de Tomás Alonso y Martínez sirvieron para certificar el empate, antesala de la definitiva recuperación caribeña.
Ese éxtasis, el embalaje final rumbo a las mieles del campeonato, llegó en el octavo acto frente a los envíos del derecho Hunter Greene, verdugo en la anterior presentación con seis entradas sólidas de trabajo. Otra vez Martínez tuvo su rol protagónico al encender la mecha con doblete al bosque izquierdo y anotar la ventaja por sencillo impulsor del antesalista capitalino Miguel Vargas, otra de las espadas ofensivas del plantel.
Después, el propio Vargas y Lázaro Armenteros pisaron la goma, este último remolcado por roletazo del lanzador Adrián Morejón, quien conquistó el parque Teodoro Mariscal, de Mazatlán, no solo por su oportuna conexión, sino también por un rendimiento exquisito desde la lomita, que le valió para ser nombrado Jugador Más Valioso de la lid.
El prospecto zurdo mostró potencia en su brazo al cubrir toda la ruta con 124 lanzamientos (76 strikes), a ritmo de 12 ponches y un solitario boleto, hermético trabajo que contrastó con su anterior salida frente a los estadounidenses, en la cual fue víctima del descontrol (cuatro pasaportes en cinco entradas) y de las fallas defensivas de sus compañeros.
Natural de Mayabeque, Morejón obtuvo su segundo triunfo de la justa con un rendimiento brillante, elogiado por la gran mayoría de especialistas y scouts que se dieron cita en Sinaloa, quienes quedaron impresionados por la consistencia del cubano, capaz de soltar rectas de 89 millas a la altura del noveno capítulo en la discusión del cetro.
Sin incluir los numeritos de la final, los más destacados por la tropa antillana resultaron el mencionado Ernesto Martínez, portentoso inicialista de 1,95 metros de estatura y 91 kilogramos de peso que cautivó a todos los aficionados en suelo azteca. Hijo de Ernesto Martínez, otrora receptor de los Sabuesos holguineros en nuestras Series Nacionales, el gigantón de 15 años fue la auténtica bujía de la ofensiva cubana con 13 remolques y siete extrabases.
Descollaron además Lázaro Armenteros, Jonathan Machado y Miguel Vargas, hombres oportunos, veloces y con alto nivel de versatilidad, elementos muy necesarios en estas categorías. A ellos se sumó un cuerpo de serpentineros muy sólido, que solo aceptó 18 carreras limpias en diez encuentros.
Posiciones finales: 1. Cuba; 2. Estados Unidos; 3. Venezuela; 4. Taipei de China; 5. México; 6. Panamá; 7. Japón; 8. Brasil; 9. Australia; 10. Argentina; 11. Alemania; 12. Italia; 13. República Checa; 14. Guatemala; 15. Nueva Zelanda; 16. Sudáfrica; 17. Hong Kong; 18. Lituania.
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